La selva amazónica es uno de los ecosistemas más importantes del mundo, conocida como los «pulmones del planeta» debido a su capacidad de producir más del 20% del oxígeno de la Tierra. A lo largo de los siglos, sin embargo, ha sido víctima de la deforestación causada por actividades humanas como la agricultura, la explotación petrolera, la minería y la tala de árboles exóticos.
La importancia de la selva amazónica
La selva amazónica representa más del 50% de la superficie total de selvas tropicales que queda en el planeta y alberga una diversidad de ecosistemas y especies que no se encuentra en ningún otro lugar. Se estima que el 30% de las especies de fauna y flora del mundo se encuentran en esta región.
La selva amazónica es la más grande del mundo, seguida por la cuenca del Congo en África y el archipiélago indonesio en el sudeste asiático. Se extiende a lo largo de nueve países sudamericanos, incluyendo Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa.
El origen de la selva amazónica
Los primeros habitantes de la selva amazónica fueron los pueblos indígenas que vivían en la región antes de la llegada de los europeos. Se cree que estos pueblos migraron desde Asia hace más de 10,000 años a través del estrecho de Bering. Algunos de ellos se establecieron en los Andes, donde crearon una civilización altamente desarrollada, como la civilización inca. Otros prefirieron vivir en tribus más pequeñas en la selva, llevando una vida más simple y en armonía con la naturaleza.
La deforestación en la selva amazónica
La deforestación en la selva amazónica ha sido impulsada principalmente por el desarrollo económico y la búsqueda de recursos naturales. La exploración de petróleo y gas ha llevado a la destrucción de vastas extensiones de selva y a la contaminación de los ríos de la cuenca amazónica. La minería también ha contribuido a la deforestación, ya que para acceder a los depósitos minerales es necesario remover la vegetación y la vida animal de la superficie.
La extracción de oro, en particular, ha tenido un impacto significativo en la selva amazónica. Aunque no causa tanta deforestación como otras industrias, la minería de oro contamina gravemente los ríos con mercurio y otros productos químicos tóxicos. Además, la construcción de represas para generar energía hidroeléctrica ha causado inundaciones masivas y la pérdida de bosques y ha obligado al desplazamiento de poblaciones indígenas.
El impacto de la deforestación
El impacto de la deforestación en la selva amazónica es devastador. La pérdida de biodiversidad y de hábitats naturales es irreversible si no se implementa una política de reforestación adecuada. Además, la deforestación contribuye al cambio climático al liberar grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera.
La protección de la selva amazónica es una responsabilidad global, ya que su preservación es fundamental para mitigar los efectos del calentamiento global y garantizar la supervivencia de innumerables especies de plantas y animales.