Los Andes, una imponente cordillera que se extiende por gran parte de América del Sur, alberga una biodiversidad sorprendente. Cada sección de los Andes cuenta con una fauna y flora especializada que se ha adaptado a sus condiciones particulares. A medida que se asciende a altitudes superiores a los 4,267 metros, la falta de oxígeno hace que la vida sea escasa y especializada. En esta zona, pocos animales y plantas pueden sobrevivir. Además, pocas personas pueden vivir a esta altitud.
La vida en las alturas
En las alturas más elevadas de los Andes, la vida es escasa pero fascinante. Las aves, como el cóndor de los Andes, surcan los cielos en busca de presas para alimentarse. Estas aves son grandes buitres y carroñeros que se alimentan de pequeños animales. Su plumaje negro y blanco en las alas es simplemente magnífico. Otros pájaros de presa comunes son el cernícalo americano y el halcón aplomado. Pero, sin duda, el ave más famosa de los Andes es el Gallito de las Rocas, considerado el ave nacional de Perú. Su plumaje rojo deslumbrante fue utilizado por los incas como insignia.
En cuanto a los mamíferos, los roedores pequeños, como los cuyes, que son nativos de los Andes, forman parte de la dieta de la población local. Los dos grandes carnívoros de los Andes son el puma y el jaguar. El puma generalmente caza a altitudes más altas que el jaguar, que prefiere los densos bosques húmedos de los valles andinos. El oso andino o de anteojos es la única especie de oso que no está extinta en América del Sur. Estos osos viven en las zonas boscosas de la cordillera.
La vida en las tierras bajas
En los niveles más bajos de los Andes, la vida ha existido durante siglos. Culturas preincaicas domesticaron a un camélido local, la llama. Las llamas también eran llamadas «ovejas peruanas» por los primeros europeos y han sido utilizadas como alimento y medio de transporte durante siglos. La alpaca, prima más pequeña de la llama, se cría principalmente por su lana. Otras especies de la familia de los camellos en los Andes son la vicuña y el guanaco.
La vicuña es el pariente más pequeño de los camellos y su lana ha sido valorada desde los tiempos de los incas. En el siglo XX, la vicuña fue cazada indiscriminadamente, poniendo en peligro su existencia. Sin embargo, en la década de 1960, el gobierno peruano y las agencias internacionales crearon reservas para proteger a las vicuñas. Actualmente, la población de vicuñas ha aumentado de manera significativa y algunas de ellas han sido devueltas a su hábitat natural. El guanaco se encuentra principalmente en las partes altas del sur de los Andes.
Entre los roedores típicos de esta zona se encuentran la chinchilla, la vizcacha o liebre americana y el cuy. La población de chinchillas ha disminuido en los últimos años debido a su codiciado pelaje. El cuy, por otro lado, ha sido domesticado durante mucho tiempo por los amerindios y forma parte de la tradición culinaria andina.
En resumen, los Andes albergan una biodiversidad increíble. Desde las alturas más elevadas hasta las tierras bajas, este ecosistema único alberga una variedad de especies animales y vegetales adaptadas a sus condiciones particulares. La protección de esta biodiversidad es fundamental para garantizar la supervivencia de estas especies y preservar el equilibrio natural de esta región tan impresionante.