El misterio del Lago Titicaca
El Lago Titicaca es una maravilla geológica formada durante la pre-era de hielo hace aproximadamente sesenta millones de años. Se formó cuando enormes terremotos sacudieron las Montañas de los Andes dividiendo la cordillera en dos y creando un hueco que eventualmente se llenó de agua proveniente de los glaciares derretidos, formando cuerpos de agua y, finalmente, el inmenso Lago Titicaca.
El origen legendario del Lago Titicaca
Según una de las leyendas sobre el origen de los Incas, el primer Inca Manco Cápac y su esposa Mama Ocllo emergieron de las profundidades del Lago Titicaca en la roca sagrada de la Isla del Sol en busca de un lugar para construir un imperio. El Lago Titicaca era un lago sagrado para los Incas.
El Lago Titicaca fue la cuna de las antiguas civilizaciones de Perú. La cultura Puraka se estableció en esta tierra fértil alrededor del año 200 a.C. y un milenio después surgió la cultura Tiwanaku, que se extendió por todo el Altiplano y llegó hasta Bolivia. Tribus belicosas como los Aymaras y los Collas surgieron solo para ser absorbidos por los Incas. Fue la civilización Inca la que unificó las muchas culturas y se expandió por esta tierra formando el Imperio Inca. La población local actual son los Uros, quienes han poblado este territorio durante cientos de años, provienen de las poblaciones Aymara y Quechua y hablan el antiguo idioma Aymara. La cultura Tiwanaku floreció en esta área antes de ser absorbida por los Incas.
Se cree que el nombre Titicaca proviene del idioma Aymara, donde "titi" significa gato salvaje y "karka" significa roca. Los titis solían vivir en las islas rocosas del lago. La leyenda cuenta que estos gatos nadaban desde las islas hasta la tierra firme en busca de comida. Hoy en día, el gato titi o el gato andino es la especie de gato más amenazada de América.
La leyenda de la ciudad perdida
Desde que la civilización Inca habitó esta área, el lago ha despertado fascinación y según la población local, tiene poderes míticos y casi sagrados. Historias de tesoros incas perdidos por los españoles y una ciudad submarina han atraído a muchas expediciones. En 1968, el explorador francés Jacques Cousteau emprendió una exploración submarina de un mes y medio. La expedición no encontró la ciudad perdida, pero descubrió variedades de animales que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.
En el año 2000, el grupo científico internacional Akakor Geographical Exploring lanzó la expedición "Atahualpa 2000". Encontraron ruinas que parecían ser un templo y un camino sumergido que data de hace entre 1,000 y 1,500 años, las ruinas pertenecen a la cultura Tiwanaku. Su conclusión fue que el templo existe, pero no es una ciudad sumergida. Los intentos de sacar las ruinas a la superficie se han enfrentado a la resistencia de la población local, que es supersticiosa acerca de perturbar las aguas del Lago Titicaca.