El Conflicto de Poderes en el Virreinato del Perú
Origen del conflicto
En el año 1541, dos grupos de conquistadores liderados por Francisco Pizarro y Diego de Almagro se enfrentaron en una disputa por el poder y los derechos de jurisdicción. Esta rivalidad culminó con el asesinato de Pizarro por seguidores de Almagro. Ante esta situación, el gobierno de España decidió tomar medidas para consolidar la autoridad y reducir el abuso de poder.
En 1542, se creó la Real Audiencia o Audiencia Real, con el fin de administrar la justicia civil y penal en el virreinato del Perú. Esta Audiencia estaba conformada por "oidores" o jueces que respondían al virrey. Posteriormente, en 1543, se estableció el Virreinato del Perú, siendo Blasco Núñez de Vela nombrado como el primer virrey. La sede del virreinato se encontraba en Lima y su jurisdicción abarcaba toda Sudamérica, excepto la colonia portuguesa de Brasil.
Expansión del virreinato
Con el objetivo de mejorar la comunicación en la colonia, en 1717 se creó el virreinato de Nueva Granada, el cual incluía Panamá, Venezuela, Colombia, parte de Ecuador, Guyana y parte del norte de Brasil. Más tarde, en 1776, Argentina, Paraguay, Uruguay y parte de Bolivia fueron incorporados al Virreinato del Río de la Plata.
La implementación de las Nuevas Leyes
En 1543, Blasco Núñez de Vela fue designado como virrey, gobernador y capitán general de Perú, con el objetivo de restaurar el orden en el gobierno colonial y aplicar las Nuevas Leyes. Estas leyes fueron promovidas por Bartolomé de las Casas, un sacerdote que denunció los maltratos y esclavitud a los que eran sometidos los nativos. Las Nuevas Leyes establecían el pago de impuestos por parte de los dueños de las encomiendas a la corona, la abolición del sistema de encomiendas y la protección de los derechos de los nativos peruanos.
Sin embargo, la implementación de estas leyes no fue bien recibida por los colonizadores, especialmente por los dueños de encomiendas. Núñez de Vela se enfrentó a una fuerte oposición y enfrentamientos con el gobierno colonial anterior y con Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco Pizarro. La Audiencia se separó del virrey y trató de destituirlo. En 1544, Núñez de Vela fue enviado como prisionero a la Isla de San Lorenzo y luego a Panamá, donde fue liberado. Regresó a Perú con un pequeño ejército y se enfrentó a Francisco Pizarro en la batalla de Añaquito, en las afueras de Quito, Ecuador. Núñez de Vela fue asesinado y decapitado, y la colonia volvió a estar bajo el poder de los conquistadores y no de la Corona de España.
Reorganización del virreinato
Ante el temor de perder sus colonias, España decidió restaurar las encomiendas. Enviaron a un nuevo virrey, Pedro de la Gasca, con el objetivo de restablecer el orden en Perú. De la Gasca reemplazó el sistema de encomiendas por el repartimiento. Este sistema permitía que un funcionario gubernamental, generalmente el alcalde de la ciudad, asignara a los nativos a los colonizadores durante varias semanas, quienes recibirían un salario mínimo o incluso ninguno. Sin embargo, este sistema no mejoró la situación de los trabajadores nativos, ya que también creó condiciones similares a la esclavitud.
Debido a la disminución de la población nativa por enfermedades europeas, las encomiendas y los repartimientos ya no eran tan rentables como antes. Esta escasez de mano de obra impulsó el comercio de esclavos africanos. Para los colonos, las haciendas se volvieron más importantes, ya que la tierra se convirtió en una fuente más rentable de ingresos que la adquisición de mano de obra. Muchas personas abandonaron los repartimientos y encontraron empleo en las haciendas, donde recibían un salario mínimo y alojamiento.
En resumen, el conflicto de poderes en el Virreinato del Perú se originó a raíz de las disputas entre los conquistadores y las medidas implementadas por la Corona de España para reducir el abuso de poder y proteger los derechos de los nativos. A pesar de los intentos de implementar las Nuevas Leyes, los colonizadores se opusieron y se restableció el sistema de encomiendas. Además, la escasez de mano de obra nativa impulsó el comercio de esclavos africanos y la importancia de las haciendas en la economía colonial.